Este Halloween, los alumnos del Aula Luna participaron en una divertida y completa experiencia donde aprendieron que la creatividad y la sostenibilidad pueden ir de la mano. La actividad comenzó con un taller de tallado de calabazas, en el que los chicos dieron rienda suelta a su imaginación. Con cuidado y entusiasmo, pintaron una cara terrorífica y sonriente , convirtiendo la calabaza en una obra de arte , no sin antes mancharse las manos.
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Pero el aprendizaje no terminó ahí. En lugar de desechar la pulpa y las semillas extraídas, los alumnos las aprovecharon en el taller de cocina, donde elaboraron un delicioso bizcocho de calabaza. Entre risas y colaboración, mezclaron los ingredientes, hornearon y compartieron el resultado: un postre saludable y lleno de sabor que todos disfrutaron.
Y como no es más limpio el que más limpia sino el que menos ensucia, también enseñamos a nuestros alumnos a dejar todo como los “chorros de oro”.
Finalmente, para cerrar el ciclo de manera responsable, los restos de cáscaras y fibras de calabaza se destinaron al compost escolar, convirtiéndose en materia orgánica que más adelante nutrirá el huerto del centro.
Con las semillas que sacaron de la calabaza fuimos al huerto escolar para plantarlas en los envases de yogurt que guardamos después de hacer el bizcocho . Con un poquito de tierra y agua. Nuestras semillas están listas para crecer altas y fuertes.
Fue una jornada llena de creatividad, trabajo en equipo y conciencia ecológica, una experiencia donde el aprendizaje fue tan dulce como el bizcocho y tan inspirador como la sonrisa que dejó la calabaza iluminada.












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